Liebres, tortugas y zorros

Llego a través del blog de Jose María Arranz a un post sobre tres tipos de desarrolladores con respecto a la adopción de nuevas tecnologías. Esto de clasificarnos no es algo nuevo, de hecho es una de las cosas que más nos gusta hacer (deformación profesional, supongo), y hay muchas clasificaciones diferentes. Personalmente, siempre me gustó cómo Microsoft clasificó tradicionalmente a los desarrolladores a través de Mort, Elvis y Einstein, 3 tipos de persona a los que quería dirigir su plataforma.

Jose María habla en su post de tres tipos de desarrolladores:

  • Aquellos obsesionados por utilizar las tecnologías más novedosas y que están más de moda.
  • Los que son más conservadores o escépticos (generalmente personas con más experiencia y/o malas experiencias).
  • Personas interesadas en promover alguna tecnología concreta.

La liebre y la tortuga

Los dos primeros casos podríamos situarlos hacia la izquierda y la derecha de la típica curva de adopción de tecnologías:

DiffusionOfInnovation

El análisis del post original, realizado cómo él mismo dice desde un punto de vista «psedo-psicológico», me parece bastante acertado. Creo que hay un componente de experiencia, pragmatismo y sensatez, muy importante para saber situarse entre ambos extremos. En general, ser el primero suele ser muy arriesgado pero ser el último puede ser fatal.

Es importante mejorar siempre en lo que hacemos y aprovechar las nuevas tecnologías, pero es aún más importante darnos tiempo para aprenderlas y saber realmente qué podemos sacar de ellas y no dejarnos llevar por la pasión inicial.

En nuestro afan de mantener nuestros sistemas al día no podemos caer en el error de estar continuamente reescribiendo código que funciona sólo porque ya no nos parece tan cool. Destinar recursos a «mejorar» algo que no necesita ser mejorado, es desperdiciar esos recursos.

El zorro

El tercer caso me parece especialmente interesante, tal vez porque cada vez es más frecuente y sobre todo difícil de detectar, por lo que puede acabar siendo peligroso. Se trata de personas que promueven el uso de una tecnología no sólo por sus méritos, sino por otro tipo de intereses.

El caso más típico es cuando llega una consultora líder en el sector y referente a nivel internacional, Mithril Partner por sexto año consecutivo de Megacorp y, curiosamente, la mejor solución para tu problema es utilizar la base de datos de Megacorp, con el servidor web de Megacorp, y la nube de Megacorp.

Es algo perfectamente normal y razonable (todos tenemos que comer, al fin y al cabo). Por suerte, también es algo que todos sabemos juzgar en su contexto por lo que, automáticamente, activamos nuestro sentido crítico para intentar separar los beneficios reales de la tecnología en cuestión del aderezo comercial que hay alrededor.

Hoy en día esto se ha complicado un poco porque la manera de llegar a los usuarios/clientes de una tecnología ha cambiado.

Ahora si me quieren vender que use el lenguaje X, la plataforma Y o la metodología Z, es poco probable que me llame un comercial para intentar convencerme; ahora probablemente me llegará la información a través de twitter, un post en un blog o un evento convenientemente patrocinado y supervisado. Vamos, social media management, content marketing y todas esas cosas en las que ha derivado el cluetrain manifesto.

Aparecen figuras como los embajadores, los evangelizadores (nombre con unas connotaciones horribles, no sé a quién se le ocurrió), los que quieren ser profesionales muy valorados dentro de una comunidad, los fanboys que dirán lo que sea por defender a su empresa/tecnología/plataforma fetiche, los que escribieron un libro, los que imparten un curso o los que pagaron por 3 certificaciones que tienen que aprovechar.

Insisto, tener intereses particulares para promover una tecnología concreta me parece algo completamente lícito (siempre y cuando no caigamos en el engaño para promoverla, claro), y muchas veces esos intereses no interfieren con realizar un excelente trabajo de comunicación y divulgación.

Conozco personalmente bastantes casos de personas que podrían encajar en los roles anteriores y, aun así, su opinión me merece total confianza, creo que mantienen un criterio suficientemente objetivo y que sus conocimientos les avalan.

Pero también he visto demasiados casos de los otros. De los que necesitan hablar bien de una tecnología para cubrir su agenda.

El peligro de estos casos es que, cuando no tienes experiencia suficiente o estás aprendiendo algo nuevo, cuesta analizar en profundidad lo que te están contando, y si el medio por el que te llega es un medio «no oficial», como un blog personal, una cuenta de twitter o una charla en un grupo de usuarios, es fácil bajar la guardia y no ver que la argumentación sobre esa tecnología no es tan objetiva como debería ser y que hay unos intereses detrás condicionándola.

Conclusión

Lo de siempre: sentido común.

Trata de no correr demasiado detrás de novedades que puede que desaparezcan antes de que te dé tiempo a entrar en producción, pero tampoco te empeñes en usar COBOL para diseñar tu próxima aplicación web.

Y mientras tratas de encontrar el equilibrio entre innovación y estabilidad, mira con perspectiva las opiniones de los demás «usuarios». Puede que sus intereses no estén tan alineados con los tuyos como pueda parecer.

Imagen de Wikipedia

Un comentario en “Liebres, tortugas y zorros

  1. GreenEyed dijo:

    A mi me parece bastance cliché lo de encasillar a la gente en 3 modelos, para que luego todo el mundo diga que «tiene un poco de cada uno». Pues entonces no hay 3 tipos, carallo! :D.
    Por supuesto que hay casos extremos, pero clasificar en general por los extremos son ganas de filosofar.
    Prefiero lo que dice Kenny Rogers en «the gambler», ya que no hace falta limitarse a la tecnología.

    «You’ve got to know when to hold ‘em
    Know when to fold ‘em
    Know when to walk away
    And know when to run
    You never count your money
    When you’re sittin’ at the table
    There’ll be time enough for counting
    When the dealin’s done»
    ;)
    S!

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