Últimamente he llegado a varios hilos en twitter sobre la conveniencia o no de que los desarrolladores dediquemos nuestro tiempo libre a actividades relacionadas con el desarrollo de software.
Vaya por delante que, como muy bien decía Modesto San Juan:
Creo que lo de decirle a la gente lo que tiene que hacer o no hacer no tiene mucho sentido.
Pero también me parece interesante esta puntualización de Rafael Casuso:
Creo que tampoco son conscientes de la presión que este bombardeo de actividad frenética IT causa en muchos compañeros. Si en algo podemos ayudar las voces conocidas a quitar esa presión creo que es positivo.
No sé si cuento como voz conocida, pero ya que tengo un blog y escribo cosas en él, me uno al debate.
Llevo 18 años dedicado al desarrollo de software profesionalmente. Siempre me ha gustado y, durante casi todo ese tiempo, he dedicado más o menos parte de mi tiempo libre a aprender sobre cosas relacionadas con el desarrollo.
Durante los últimos 7 años y medio además he estado escribiendo este blog, he sido razonablemente activo en redes sociales, e incluso he asistido a algunos eventos (tampoco muchos). Todo eso me da cierta experiencia en primera persona de lo que supone pertenecer a «la comunidad» del desarrollo.
Sin embargo, como comentaba hace unos días con Miguel Ángel Pastor, desde hace dos años le dedico mucho menos tiempo. Ahora mismo prefiero dedicar más parte de mi tiempo libre a estar con mi familia y disfrutar de mi hija que a ir a un evento de fin de semana.
Eso cuadra con lo que contaba Rafael en este hilo sobre dedicar el fin de semana a desconectar y estar con los tuyos.
Podría venderlo como un (mal) ejemplo de conciliación familiar o de lo que implica ser padre. Nada más lejos de mi intención. Si hago esto, más allá de la responsabilidad que crea que tengo con mi familia, es porque es lo que más me apetece hacer. Al menos ahora. Es lo que más disfruto.
Y eso es importante. Disfrutar.
Cuando dedicaba muchas horas de mi tiempo libre a jugar con lenguajes de programación o con nuevos frameworks o a leer sobre desarrollo de software, lo hacía porque disfrutaba. Disfrutaba por el mero hecho de aprender sin necesidad de buscar una utilidad a lo que estaba aprendiendo y sin más objetivo que pasármelo bien.
Por eso no veo ningún problema en que alguien quiera dedicar su tiempo libre a aprender (sobre software, sobre historia antigua o sobre repostería) si disfruta con ese aprendizaje.
Comprendo que esto se puede volver en nuestra contra, como explica Diana Aceves:
Pero, lo más importante, normalmente menciono que el principal problema es que las empresas den por normalizado el que tengas que tener side projects para mostrar en los procesos de selección, porque entonces ya no es tan «voluntario» lo de currar fuera de horas de trabajo.
Sin duda esto es un problema, pero no ya porque dediques el tiempo libre al desarrollo de software o al cultivo de tulipanes, sino porque no tiene mucho sentido hablar de tiempo libre cuando necesariamente tienes que dedicarlo a algo concreto. ¿Qué clase de libertad es esa?
También es cierto que en esta profesión (¿y en todas?) es necesario mantenerse actualizado (aunque no haga falta aprender cosas nuevas tan rápido como pueda parecer), y de una forma u otra eso requiere tiempo. En un mundo ideal es tu empresa la que te permite destinar tiempo durante la jornada laboral para ello, pero todos sabemos que no siempre vivimos en un mundo ideal.
Que puntualmente necesites sacrificar (y ojo, que esa es la palabra: sacrificar) parte de tu tiempo libre para obtener algo a cambio es perfectamente razonable. Para mi es equivalente al que compagina los estudios con un trabajo. ¿Lo tiene más complicado que el que puede estudiar mientras le mantienen sus padres? Por supuesto. Pero a veces no hay otra alternativa.
Esto que ocurre desde un punto de vista laboral, también se manifiesta desde un punto de vista de «comunidad», postureo o como quieras llamarlo. Lo plantea Rafael en el tweet que citaba al principio.
Es fácil sentirse abrumado al ver que las figuras más reconocidas reconocibles del mundillo del desarrollo no paran de hacer cosas. Dar charlas. Asistir a eventos. Publicar posts. Compartir enlaces en twitter. Contribuir en proyectos open source.
Hacer todo esto está muy bien, pero vuelvo al punto anterior: está muy bien si lo disfrutas. Si hacer este tipo de cosas se convierte en algo necesario para sentirte alguien guay como tus ídolos y te acaba generando ansiedad, es el momento de replantearse tus prioridades.
En resumen, ya lo decía Modesto en su tweet: no tiene mucho sentido decirle a nadie lo que debe hacer con su tiempo.
En mi opinión, es fundamental ser capaz de diferenciar las cosas que haces porque necesitas y las cosas que haces para disfrutar y tener muy claro hasta dónde puedes llegar con cada una.
Si disfrutas dedicando tiempo libre a cosas relacionadas con el desarrollo, estupendo. Si prefieres dedicar tu tiempo libre a otras actividades, perfecto. Si no te queda más remedio que sacrificar tu tiempo libre para conseguir algo…, bueno, a veces es inevitable, pero trata de estar seguro de que lo que quieres conseguir realmente merece la pena.
Yo creo que todo es por temporadas, antes me dedicaba todos los fines de semana a aprender algo nuevo, ahora difícilmente toco la laptop y eso me preocupa, al menos este articulo me tranquiliza un poco ya que no estar en la PC en mi tiempo libre es lo que disfruto por ahora.
Es alucinante, porque puedes llegar a sentirte culpable por no aprovechar el fin de semana para repasar o aprender aquello que «tienes» que aprender, y has «perdido el tiempo» mirando otra cosa que te ha llamado la atención. En mi caso no tiene que ver con el desarrollo, es más por la parte de sistemas, pero en el fondo es lo mismo.
Al final es «lo que me apetecía hacer» y punto… y me parece bien